Ubicada en las serenas aguas de las Islas del Rosario, justo frente a la costa de Cartagena, se encuentra Isla Grande, un paraíso tranquilo conocido por sus aguas cristalinas, arrecifes de coral y exuberante vegetación. Pero entre su belleza natural, un lugar en particular ha captado la atención de turistas y entusiastas de la historia por igual: una supuesta mansión que una vez perteneció al infame narcotraficante Pablo Escobar.

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El Mito y la Mansión

La mansión, ahora una estructura en ruinas que poco a poco está siendo reclamada por la naturaleza, se ha convertido en una atracción turística controvertida. Sus muros derruidos y jardines cubiertos de maleza cuentan la historia de una época pasada, envuelta en misterio y mito. Los lugareños y guías turísticos a menudo cuentan historias de que Escobar usaba esta mansión como un refugio secreto, un lugar donde podía escapar de las presiones de su imperio criminal.

Según la leyenda, Escobar eligió Isla Grande por su ubicación aislada, lejos de las miradas indiscretas de la ley y del público. Supuestamente, la mansión era un lujoso retiro, con comodidades de lujo, rutas de escape ocultas y vistas panorámicas al mar Caribe. Sin embargo, como con muchas historias que rodean a Escobar, la verdad detrás de estas afirmaciones es, en el mejor de los casos, turbia.

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La Controversia

A pesar del atractivo de visitar un lugar que supuestamente perteneció a uno de los criminales más notorios del mundo, la historia de la mansión es disputada. Muchos residentes de larga data de las Islas del Rosario han expresado su frustración, afirmando que el enfoque de los turistas se ha desviado de apreciar la belleza natural del Caribe hacia el indulgente “narcoturismo”. Contrario a la narrativa popular, ellos aseguran que la lujosa casa en cuestión nunca perteneció a Escobar, sino a la familia del expresidente colombiano Julio César Turbay. Específicamente, se dice que perteneció a uno de los primos del expresidente.

Inicialmente, la mansión formaba parte de un gran proyecto hotelero, una visión de lujo que estaba destinada a atraer turismo de alto nivel a la zona. Sin embargo, la construcción se detuvo cuando el gobierno determinó que el proyecto representaba una amenaza significativa para el hábitat natural de la isla. Los rumores locales sugieren que también hubo problemas de financiamiento que jugaron un papel en la detención del proyecto. Curiosamente, el período de tiempo en que se abandonó el proyecto coincide con el auge del conflicto civil en Colombia, durante el cual el país estaba sumido en la violencia y su economía y sector turístico sufrieron gravemente. Algunos especulan que la turbulencia de la época, exacerbada por la influencia omnipresente de los carteles de la droga como el de Escobar, pudo haber contribuido indirectamente al fracaso del proyecto. Así, aunque Escobar no haya sido el dueño de la mansión, su influencia en la era podría haber dejado una huella en las razones por las que el proyecto nunca se completó.

El Papel de los Capitanes de Barcos, las Agencias de Turismo y la Desinformación

Alimentando los rumores sobre la conexión de Escobar con la mansión están los capitanes de barcos que transportan turistas a las islas. La mayoría de estos capitanes no son nativos de las Islas del Rosario, sino que provienen de Tierra Bomba o Cartagena. Buscando ofrecer una experiencia más emocionante a sus pasajeros, a menudo repiten la falsedad de que la mansión fue una vez el escondite de Escobar. La atracción de una historia que involucra a uno de los criminales más notorios de la historia es difícil de resistir, especialmente cuando añade un elemento de drama a un viaje de un día en el Caribe.

Las agencias de turismo también juegan un papel importante en la perpetuación de esta desinformación, impulsadas por el deseo de obtener más clics, visualizaciones y atención en línea. Al promocionar la mansión como una antigua residencia de Pablo Escobar, capitalizan la notoriedad asociada a su nombre, a menudo a expensas de la verdad. Esta práctica ha provocado la ira de muchos colombianos, en particular de aquellos que sienten que la industria del turismo está explotando el doloroso pasado del país para obtener ganancias. Para muchos, la perpetuación de estos mitos no solo es engañosa, sino también dañina para los esfuerzos de Colombia por superar los oscuros días de la era de Pablo Escobar. El país ha hecho importantes avances para desprenderse de la imagen de un narcoestado, y muchos ven el enfoque en los supuestos lazos de Escobar con Isla Grande como un retroceso.

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El Impacto en la Imagen de Colombia

El uso del nombre de Escobar para atraer turistas es visto por muchos como dañino para el progreso que Colombia ha logrado en la reconstrucción de su imagen. Mientras que algunos pueden verlo como entretenimiento inofensivo, para otros, trivializa el sufrimiento que soportaron innumerables colombianos durante el reinado de terror de Escobar. La glorificación de un hombre responsable de tanta violencia y destrucción es, para ellos, un doloroso recordatorio de una época que preferirían dejar atrás.

Además, este enfoque en el narcoturismo socava los esfuerzos de aquellos que desean destacar los aspectos positivos de Colombia: su vibrante cultura, sus impresionantes paisajes y la calidez de su gente. Al capitalizar una narrativa falsa, las empresas turísticas pueden estar ganando clics y atención en línea, pero también están contribuyendo a la persistencia de estereotipos anticuados y dañinos sobre Colombia.

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La Solución: Difundir Conciencia y Combatir la Desinformación

La mejor manera de combatir la propagación de esta narrativa falsa es a través de la conciencia. Compartir este artículo y otros similares puede ayudar a educar a más personas sobre la verdadera historia de la mansión en Isla Grande y el impacto de perpetuar información falsa. Al difundir la palabra, podemos contrarrestar colectivamente la desinformación que circula a través de las agencias de turismo y los creadores de contenido en línea.

Cada vez que surja un nuevo video en YouTube o un reel en redes sociales que promueva una visita a la “mansión de Pablo Escobar” en las Islas del Rosario, las personas informadas pueden dar retroalimentación negativa, corrigiendo la narrativa y desalentando a otros de repetir la falsedad. Con el tiempo, esto puede ayudar a que el enfoque vuelva a estar en apreciar la verdadera belleza e historia de las Islas del Rosario, en lugar de en mitos sensacionalistas.

Al participar activamente en este esfuerzo, podemos apoyar el progreso de Colombia y asegurar que su rica herencia cultural y maravillas naturales sean celebradas por las razones correctas.

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